viernes, 30 de diciembre de 2011

GABARDIELLA 1696 m. desde Lúsera.

Ya llevamos unos años que, para despedir el año y para hacer hambre para las macrocenas findeañeras , nos vamos al monte a hacer alguna chuminada .El año pasado, fuimos al pico de Gratal. Este año hemos adelantado la salida prefartera, prefestiva y prealcoholica (por este orden) al día 30 por imperativos familiares.
Como el tiempo está inestable vamos a bajar al sur, como las grullas. La putada a sido que, en el sur, en plena Sierra de Guara, también estaba el tiempo chungo. A sido un día desapacible (a ratos hasta cabrón). Aún así, a las nueve estamos aparcando debajo del pueblo abandonado de Lúsera, donde hace unos años se organizó una capullada llamada Villamarchosa y que, afortunadamente, no se ha repetido. El camino, bien indicado en todo momento, toma la orilla izquierda orográfica del río Flumen. Va paralelo a la orilla del embalse de Belsué y, posteriormente, por el de Zienfuens. Al principio es llano, en algunos lugares incluso baja un poco hasta que nos colocamos en la vertical del barranco de las Paúles. Allí empieza a subir con ganas. En frente tenemos las majestuosas paredes de Zienfuens, donde se abren, entre otras, la Cueva del Toro, la de la Artica o la sima Esteban Felipe. La mañana está fresca, casi fría. Hay una niebla que tapa todos los montes circundantes y sospechamos que, como así ha sido, nos va a joder las vistas desde la punta. En una hora y poco llegamos al collado de las Paules. Es un inmenso llano cubierto de hierba y erizones. Buscamos un resguardo del viento y echamos un bocao. Debemos dejar la dirección que llevábamos para coger otra senda, menos marcada, que en subida constante nos lleva a una primera cota donde nos coje la niebla. La temperatura ha bajado alarmantemente. Está todo cubierto por la cencellada. Que??? Ah!!! ¿que no sabéis lo que es?, hala, mirar aquí. De repente, hemos dejado el colorín y se ha puesto todo el paisaje en gris y blanco, como si lo vieras a través de una tele de los años 70. Por supuesto, no vemos nada del magnífico paisaje que se debe ver desde allí. Desde esa primera cota, llamada Pico de las Paúles, seguimos una senda, que ya no deja la cuerda de la loma, hasta otra cota llamada Pico de la Luna (que nombre más majo ¿verdad?). En continuos sube y bajas llegamos a otro collado en el que está indicado el camino directo a Lúsera, que usaremos para bajar. No se ve nada. No sabemos cuanto nos queda pero, según el mapa, tenemos todavía por delante un buen trozo de arista que, efectivamente, se hace larga de cojones. Entre que no se ve paisaje, el viento que te pega lateral, el frío y las piedras heladas que resbalan que da gusto, lo que debería ser la parte más maja del recorrido se está convirtiendo en algo pesao y aburrido. A veces parece que se quiere abrir. Hasta vemos el sol y el paisaje desolado que nos separa del valle del Guatizalema, pero no, enseguida se cierra otra vez dejándonos en medio de ese paisaje gris y blanco. Al final, llegamos arriba. ¡Tres horas y media para un monte de 1700 m!. Para que aprendas a menospreciar según que "montañuchas". Nos hemos comido cerca de 1000 metros de desnivel acumulado y hemos andando, hasta aquí, 15 km. Para un monte de estas características, ya está bien. En la cima no se puede estar (y, además, ¿pa qué? ¡si no se ve nada...!) Así que emprendemos la bajada hasta llegar al desvío del camino que baja directo. Menos mal que hay flechas indicándolo porque, si no, seguro que nos lo pasábamos. Un momento que se abre la niebla vemos, muchos metros más abajo, la iglesia del despoblado medieval de Sescún , una de las joyas patrimoniales de la provincia, perdida en medio de la nada y la construcción más meridional y más alejada del foco original del llamado círculo Larredense.
El camino baja sin compasión. Dejamos atrás la niebla, y como suele pasar otras veces, cuando volvemos la vista hacia el pico, vemos que ya no hay niebla, incluso le llega a pegar el sol algún rato. Cagonputa....pues ya no volvemos. En una hora y poco estamos otra vez en la carretera que une Belsué con Nocito y, andando por ella a la izquierda, en pocos minutos, estamos en el coche. Aquí hay sol, aunque no hace nada de calor. Son las tres de la tarde así que vamos a comer al lado de la iglesia de Sta. María de Belsué, que he leído en algún lado que merece la pena verla.
Dejamos el coche en el desvío señalizado y en cinco minutos, despues de cruzar un barranco dos veces, llegamos al exigüo caserío. Se trata de una iglesia del siglo XI, con decoración lombarda pero que, extrañamente, no tiene ábside, siendo la cabecera plana. Probablemente, sus constructores, conocían y mantenían modelos visigóticos (que estuvieron en boga entre los siglos VIII y el X) en pleno siglo XI, siendo un edificio del todo singular. No conocemos otro de estas características (ahora si, la de Belsué, que también fuimos a ver, situada al lado e idéntica). Sobre la bóveda del presbiterio se construyó, en época muy posterior, una torre a la que se accede desde el exterior. Y ahora viene lo bueno, queridos amiguitos y amiguitas... La torre tiene una grieta longitudinal que amenaza con derribarla en poco tiempo, la bóveda del presbiterio se está cayendo a cachos, hay dos grandes agujeros en el muro de la Epístola y a alguien se le ha ocurrido que, en vez destinar dinero para consolidar esas venerables ruinas (Declaradas BIC por el gobierno de Oregón ¡Ojo!), lo que había que hacer (con toda seguridad a cargo del erario público) era colocar una valla de madera que la rodea (no vaya a ser que las multitudes que la visitan se despeñen por un muro de un metro y medio de altura), dos bancos para tomar el sol en lo que fue el camposanto y ¡¡¡¡Tachán!!!! ¡¡¡¡¡Tachán!!!! ¡¡¡¡¡Un aparcamiento para bicicletas!!!!!!! Esto solo pasa aquí. Dentro de pocos años estarán los muebles y el edificio, que es lo que realmente merece la pena, se habrá ido a tomarpolculo. Pa flipar...Bueno, sabiéndonos privilegiados por poder disfrutar todavía de estos edificios pero siendo conscientes que nuestros nietos ya no los verán (después de 1000 años que han estado en pie) volvemos al coche, entramos en Belsué donde hay otra iglesia (esta sí), en perfecto orden de revista e idéntica a la de Sta. María y de alli a Arguis donde caen unas galimbillas (con el frío que hemos pasao sería mejor un chocolate pero la tradición es la tradición y hay que mantenerla) y de allí a casa.
La última actividad antes de que concluya el 2011 ha estado bien. No ha acompañado el tiempo, pero la andada y los paisajes (cuando se nos han dejado ver) han merecido la pena.
Bueno, queridos y queridas lectores y lectoras de este y esta blog y bloga, que acabéis bien el año (a poder ser con mucho sexo, un poco de drogas y mucho rocanrol) y que lo empecéis mejor si es que el FMI, el banco de España, los mercados, los especuladores, los Mayas y los recortes del PP tienen a bien darnos un respiro.
Hala pues...

martes, 27 de diciembre de 2011

TORONZUÉ, 2268 m. Circular desde Linás de Broto.

Toronzué es otro de esos montes de flysch que lo tenemos al lado de casa. Son ideales para días en los que no se puede (o no se debe) subir más arriba por las condiciones meteorológicas y/o nivológicas, como era el caso. Pero había que salir. El anticiclón de las azores y los langostinos todavía bailando dentro del estómago invitaba el primero y exigían los segundos que fuéramos a andar. Así que preparamos una ruta circular elegante. Después de aparcar en la plaza de Linás, cogemos una calle en subida a la izquierda del albergue el Último Bucardo . Enseguida se convierte en un camino ganadero, perfectamente empedrado. A los pocos metros debemos coger el desvío de la izquierda que sigue toda la cresta de una larguísima arista que baja desde el túnel de Cotefablo. La zona por la que andamos se llama la serreta y a Zercosa. Topónimos que dejan bien claro lo que nos vamos a encontrar. Ambos vienen del latín el primero de serra y un sufijo diminutivo y el segundo de quercum "roble" más un sufijo abundancial. Es decir, en esta primera parte se anda por una pequeña sierra cubierta de robles o caxicos o quejigos o quercus cerrioides, que viene a ser todo lo mismo. Aquí nos coje el sol y nos anuncia que va a ser un día cojonudo. De hecho, a las ocho de la mañana, estamos andando de manga corta. Estamos, queridos y queridas amiguitos y amiguitas a 26 de diciembre. Yo, cuando veo esto y pienso que hay gente que clama por que se amplíen las estaciones de ejquí y por que se hagan nuevas, me descojonaría si no fuera porque el dinero para hacerlo será tuyo y mío.
En apenas una hora llegamos casi a la altura de Cotefablo, en la divisoria de aguas entre el Gállego y el Ara. Aquí giramos a la derecha, con el monte ya a la vista, para enfilar una larga arista herbosa. Hay tres cotas que hay que subir y bajar. A saber, Punta Gabardús (1685 m.), Monte Torzedor (1914 m.) y Tozal de las Planas (1962 m.), antes de llegar a Toronzué en el que nos plantamos, previo almuerzo al sol, en poco menos de tres horas. Las vistas, como desde todos estos montes, espectaculares hacia el sur. Hacia el norte, tenemos a tiro de piedra las laderas de Tendeñera. En la cima en manga corta. Seguimos la arista hacia el norte. Aún hay que subir y bajar otras tres elevaciones hasta llegar al collado por el que vamos a bajar hasta el valle de Soaso. No confundir con el Soaso de Ordesa, aunque ambos tienen la misma etimología. Probablemente procedan de una lengua indoeuropea en el que sasso significa "monte pedregoso" y el prefijo so "debajo de". Tanto el de Ordesa como éste se adaptan al terreno como un guante "Lugar situado debajo de un monte pedregoso". Acojonante lo de la toponimia ¿Ehh? Se han conservado topónimos que surgieron hace más de 4000 años. Pa flipar. Con estas cavilaciones, después de pasar la punta Pastorón y las dos de Navariecho, llegamos a un collado que es, ya es casualidad, el único lugar donde hay nieve abundante. Aunque el terreno es muy empinado, bajando con cuidado nos plantamos en el fondo del valle en muy poco tiempo. Nos salen cuatro sarrios al lado. El yeti, mira que es gilipollas que no aprende, se lía a perseguirlos. En menos de lo que cuesta contarlo ya están en el otro lado de valle y el perro, con la lengua que se la pisa, vuelve otra vez hacia nosotros. Si algún día pilla alguno (que no creo) ese pagará toda la frustración que debe llevar de años acumulada el chucho éste.
A media ladera llegamos una borda, muy bien conservada donde vamos a comer. Al abrirla vemos que está llena de sillas, mesas, barquillas y jarcia variada. Parece el almacén de la tasca Manolo. Nos sacamos dos sillas al sol, comemos como marqueses y nos vamos pitando porque nos está entrando un jamakuko que paqué...como nos quedemos allí, nos echamos una siesta que se nos hace de noche. Ya me pasó, en este mismo lugar hace muchos años. Habíamos subido al pico de Otal y a la bajada nos echamos una siesta al lado del coche. Nos despertó el frío ¡A las 11 de la noche!. Entonces no había ni móviles ni hostias. Cuando llegamos a casa nuestras sufridas familias estaban ya organizando nuestro rescate y posterior funeral. Claro que lo tenían jodido. Siguiendo las más elementales normas de prudencia, no habíamos dicho a dónde íbamos y no sabían por dónde empezar a buscar. Nunca se me olvidará la cara de mis padres cuando me vieron entrar por la puerta. No sabían si hostiarme o abrazarme. Así pues, después de constatar, una vez más, las virtudes hipnóticas del paraje en cuestión, cogemos un camino que baja hacia el barranco, el recién nacido Sorrosal, que cruzamos por un bonito puente, llamado de la Mercera. Siglo XVI o XVII, diría yo.
A partir de aquí, solo tenemos que seguir un precioso camino, tapizado de hojas secas, con paredes a los lados cubiertas de musgo y líquenes que nos lleva, sin pérdida, otra vez a Linás.
Más de 1250 m. de desnivel acumulado, más de 20 km andados en siete horas, incluidos almuerzos, comidas y jamakukos. ¿Nos hemos ganao una galimba? ¡por supuesto que si!
Hala pues...

domingo, 18 de diciembre de 2011

ERATA, SOLSTICIO DE INVIERNO

Otro año más, y ya van seis, hemos vuelto a subir a la ermita de San Benito de Erata a colocar el Belén de la asociación. El año pasado subimos 18 personas y este año hemos subido ¡¡¡3 y un perro!!!. Claro que estaba previsto hacerlo ayer pero las condiciones no eran las adecuadas. Nevaba, la boira bajaba hasta Gavín y apetecía más meterte en la cama otra vez o en un bar a echar un café bien caliente (que fue lo que se hizo, al final) Hoy ha amanecido despejao pero hacía un frío que pelaba a las ocho de la mañana. Al final aparecemos por la plaza Pol, Rubén y yo. Hasta San Juan se puede subir con la kangoo y eso que allí ya hay más de un palmo de nieve en la pista. Raquetas desde el mismo coche. No sopla viento y el frío se combate bien andando deprisa. En la fuente os Comos hay nieve ya para aburrir así que cogemos de frente y en poco menos de dos horas nos plantamos en la ermita que está completamente estucada por dentro y por fuera. Ponemos el belén, echamos un bocao y un trago y firmamos en el libro. Se ha levantado aire y hace un frío pacagase. Rubén se quita los guantes un momento y experimenta su primera congelación de tercer grado en las falanges distales. Subimos a la punta de Erata. Nos encontramos una señal, recién puesta, en la que se indica que aquello es término municipal de Broto ¿¿¿????
Yo cada día alucino más. Se gasta dinero público en auténticas gilipolleces. Y a mí, que soy un senderista de Faramontanos de Tabara (provincia de Zamora) que subo a ver el paisaje del Piri, qué coño me importa si voy por el término municipal de Albalate del Arzobispo o por el de Mexico DF? ¿vamos a poner fronteras otra vez ? ¿hay que pedir permiso al excelentísimo y acojonantísimo ayuntamiento de Broto para pasar por sus feudos? Claro que, últimamente, ese ayuntamiento ha demostrado una sensibilidad exquisita para con ese territorio. Hasta convocaron una beca de investigación histórica, artística y/o antropológica a la que alguien conocido se presentó (y que no se la dieron). Luego nos hemos enterado que se la han dao a uno que, casualmente, es de Broto y que ha presentado un proyecto sobre " Bases para una gestión agrosilvopastoral de Sobrepuerto" ¿Y qué coño tiene que ver eso con la historia, el arte o la antropología????, os preguntaréis queridos amiguitos y amiguitas !Ah!, claro. Pues que no es sensibilidad por el patrimonio o el medio ambiente lo que los mueve. Se trata, simple y llanamente, el justificar la revindicación histórica de una pista que llegue al corazón de esos paisajes prístinos desde el municipio para su "explotación" (léase ganadería, caza, aprovechamientos silvícolas en un precioso bosque mixto con pendientes del 30 % y hasta, a lo peor, como todavía hay mercado con la que está cayendo, una urbanización megachachigüay llamada "Soledades de Otal" con campo de golf adosado en o barranco Labañera...).
Le dijimos a éste ingenuo que impugnara la decisión del consistorio, que se lo dijera a la prensa. Han sido tan chapuceros que ni siquiera han sabido hacer las bases a medida del tipo al que se lo pensaban dar ya de antemano demostrando, con esto, un desprecio acojonante hacia el tiempo y el trabajo los otros que se presentaron, creyendo que iba a ser todo legal y que estaba erradicado desde hace décadas el amiguismo y el yotepagolosfavoresnotepreocupes. Que asco, ¡por Dios!. Por suerte para ellos, este ingenuo ha decidido el no perder un minuto más con esta chapuza. Lo malo, es la lectura que se hace de estas cosas. En estas montañas somos, todavía y sorprendentemente tribales. Aquí todos vamos a nuestro puto rollo, sin criterio y, lo que es peor, sin visión de futuro. Así nos va...y a sí nos irá. El futuro paisaje protegido de Sobrepuerto, ahora lo veo claro, no tiene ningún futuro.
Afortunadamente, allí donde está y como está puesto, será el viento o las vacas los que hagan con el cartelito lo que tengan que hacer.
¿Qué os estaba contando? ¡Ah, si!. Pues que después de subir a la punta hemos bajado a media ladera hasta llegar otra vez a la fuente y, de allí al coche. La jornada a terminado, como el año pasado, con unos platos de calamares y unas cervezas (pa Rubén naranjada) pagados por la asociación en el camping de Gavín.
Por cierto, antes de que alguno se le ocurra decir o hacer alguna idiotez, que se asegure. Aunque la ermita de San Benito perteneció históricamente a Otal, ahora mismo, en el siglo XXI, pertenece, administrativamente, al término municipal de Biescas. Por eso y por su valor antropológico e histórico se restauró por parte de gente de Biescas...claro que, a una mala, siempre se puede volver a dejar como estaba antes del 2008.
Hala pues...

lunes, 5 de diciembre de 2011

TOZAL DE LAS COMAS (2354 m) Circular desde Torla

¡Anda que no nos queda Pirineo que recorrer! A mí, que ya empiezo a estar entrado en años y que llevo mucho andando por estos montes, me parecía que ya no hay lugares que me sorprendan. Que me faltan, todavía, muchos montes que subir pero que, básicamente, serán todos iguales. Los mismos paisajes, las mismas sensaciones...pero no, mira por donde. Ayer fue uno de esos días perfectos. De esos que el recorrido que habíamos trazado se cumple a la perfección, los paisajes y las luces son soberbios, la temperatura ideal y los horarios que nos habíamos planteado (para llegar de día al coche, no por otra cosa) se cumplen a la perfección. Y eso que, a las siete de la mañana, está en Biescas completamente nublado. Ni una estrella se ve en el cielo. Ayer fuí con los hermanos Navarro, Kankel y Carli. La última vez que coincidimos los tres fue en la cima del Perdiguero, nada menos que en el año 1995. Conforme subimos Cotefablo nos envuelve la niebla. Incluso hay que darle al limpiaparabrisas porque parece que quiere empezar a llover. Bueno, ya que nos hemos levantao, algo haremos, aunque nos mojemos y volvamos pa casa dentro de dos o tres horas. Sin embargo, cruzamos el túnel y es como si hubieramos cruzado el túnel del tiempo (atmosférico, se entiende). Al otro lado está completamente despejado y las primeras luces del alba empiezan a teñir de rojo los picos más altos. (Es muy tópica la frase ¿verdad?, pero es que a veces no me apetece discurrir más).
Aparcamos en el parking que hay en frente del Cámping San Antón. Ni Dios. No nos hemos juntado a nadie desde que hemos salido de casa. Subimos andando por la carretera un poco, dirección Ordesa, y enseguida vemos un camino a la izquierda indicado que nos señala el camino viejo de Bujaruelo. Lo cogemos. Camino perfectamente trazado, empedrado y con muros de piedra seca a los lados. Por esa misma senda transitaron pastores, contrabandistas, monjes hospitalarios del hospital de San Nicolás, peregrinos, huídos de guerras..., anda que no tendrán que contar estas piedras. Enseguida ganamos altura con respecto al valle, pasamos un desvío a la derecha para bajar al puente de los Navarros y sigue subiendo para pasar por el paso de la Escala. Aquí el camino está tallado en la roca y protegido del abismo por un murete de piedras. Llegamos a un cruce indicado. De frente a Bujaruelo, a la izquierda, por donde continuamos, al collado del Cebollar. Sube con ganas el caminillo en cuestión hasta cruzar el barranco del Cebollar. Este barranco, que se despeña en un rápel de 120 m., llamado salto del Carpín, cuando llega a la garganta del río Ara, lo bajé en el año 1994 en una tarde memorable con Piné y el Jefe. (memorable porque aquél día se nos apareció la Virgen, los angelitos y toda la corte celestial para ayudarnos a llegar abajo sin sufrir un rasguño ya que, ni nuestros medios ni nuestro talento, eran suficientes para que llegáramos vivos abajo).
Cruzamos el barranco, decía, y entramos en un precioso hayedo joven donde nos pega el sol por primera vez. Un esfuerzo más y llegamos al collado del Cebollar, con el tozal homónimo a la derecha y una mallata hundida a la izquierda. Almorzamos al sol. Se está de maravilla. Allí arranca una larguísima arista herbosa que sube directa al Tozal. Nos quedan casi 700 m. de desnivel toparriba y más de 1 km y medio de arista. Al principio nos tiramos a la derecha, por el pequeño valle colgado entre el Pico de Fenés y el Tozal pero se anda mal por ahí. Estamos a la sombra, hace frío y hay una fina capa de nieve que no llega ni a tapar la hierba pero nos hace resbalar. Vemos manadas de sarrios en las que debe haber 20 o 30 bichos en cada una. Por supuesto, el perro sale disparao detrás de ellos. Se va hasta la ladera de enfrente, sube un güebo, para luego volver con la cola en medio las patas y la lengua pisándosela. Decidimos subir por la arista, por lo menos nos pegará el sol. Así que con paciencia llegamos a una antecima y pocos minutos después arriba. Acojonante. El cielo completamente despejado pero, hacia el sur y hacia poniente, un espectacular mar de nubes cubre todos los valles de donde salen solo los picos. No son muy abundantes estos espectáculos pero, pese a verlos alguna que otra vez, no dejan de dejarte con la boca abierta. Al sur, la niebla que seguramente debe cubrir la Hoya de Huesca, rebasa Guara por los collados y se descuelga como una cascada hacia el norte. Encima no corre ni una brizna de viento. Se puede estar allí en mangas de camisa.
La bajada la vamos a hacer por otra larguísima arista, exactamente de 1 km, 916 m., (esto del sigpac es acojonante) que nos lleva al collado de Plana Cuesta donde hay una antena y donde termina la pista que sube desde Fragen. Allí, en el collado, sale el camino de Articafiasta hasta Torla. Sale, o salía porque, salvo el cartel indicador no hay ni rastro de senda. Toda la ladera está cubierta de un denso tapiz de erizón y pino negro. Pasamos de embarcarnos, ya que el día está saliendo tan bien, y seguimos la pista hacia abajo con la intención de encontrar algún otro camino que baje al pueblo. Cruzamos por una zona de antiguos campos preciosa, con varias bordas y casetas restauradas. Es la zona de Lusarre. Allí, al sol, comemos.
Seguimos por la pista y, al poco, vemos otros cartel que indica el camino de Laor que baja directo al pueblo. Camino, también, majísimo. Empedrado, sombrío, cubierto de musgo y líquenes, con grandes paredes a los lados...vaya caminos elegantes estamos transitando hoy. La senda llega a las casas más altas del pueblo. Ahora nos queda cruzarlo y andar dos km. de carretera hasta llegar, después de ocho horas, al coche.
Recorrido recomendable 100 por 100. Las vistas en todas direcciones (especialmente hacia Ordesa) los caminos por los que se accede, la tranquilidad hacen que sea uno de los recorridos más majos que he hecho últimamente. Desde luego, me reitero en lo que ya he escrito alguna vez, no hay que subir a 3000 m. para disfrutar. Eso sí, 1300 m. de desnivel y más de 15 km andados...lo que algo vale, algo cuesta queridos y queridas amiguitos y amiguitas.
Hala pues...

miércoles, 30 de noviembre de 2011

PRECIOSO VIDEO

Si tienes 50 min. libres, en vez de tragarte el Diario de Patricia, Sálvame de luxe o el Telediario (en el que te van a volver a hablar de la crisis, del FMI, de los recortes en sanidad, educación y no en el sueldo de los ministros y de un señor que se apellida Urdangarín y que ha ganao un montón de millones sin hacer nada ¿Que? ¡Ah!, que de eso no se habla....vale, vale), échale un ojo a este magnífico vídeo de Emilio Casanova con la colaboración de Aragón TV.
De nada.
Hala pues...

sábado, 19 de noviembre de 2011

MONTE SARASÉ (2179 m.), CASI DESDE CASA

Hace días que me ronda por la cabeza hacer una travesía guapa. La pensaba hacer este año pero, por una cosa o por otra, la he ido posponiendo. Además no tenía claro que se pudiera hacer en el día, así que hoy me he decidido a hacer una parte para calcular tiempos y hacerla el año que viene Dios mediante. Consistiría en salir de casa, subir a la Caseta las brujas, de allí coger la loma del Cerro Saleras, subir hasta Sarasé, o Capaniacha o Loba o Cochata (de todas formas se llama) de 2179 m., bajar al cuello de Loba, subir desde allí a Sabocos de 2757 m., para bajar a los ibones, de allí a Hoz y de de Hoz, por el camino de Santiago, a casa otra vez. Hoy voy a intentar subir hasta Capaniacha desde el mismo pueblo. Al final, he hecho alguna trampa para poder llegar a casa a comer. He salido a las seis de la mañana, de noches oscuro y subo con el coche hasta la pista de Iguarra. Así me ahorraré una hora de bajada, aunque el desnivel negativo va a ser de casi 2000 m. Dejo el coche y vuelvo a bajar, andando, hasta donde empieza el camino de la Caseta las brujas. Vuelvo a subir con el frontal, salgo a la pista de Iguarra y cojo el desvío indicado a Fuente Chaimona. Antes de llegar, en otro cruce indicado, cojo el camino que sube de frente por la arista, indicado como punta Cochata. Aquí se me hace de día. El camino va por una cresta cubierta de pinos y erizones con una vista cojonuda hacia el sur. Todavía se ven las luces de Sabiñánigo, de Biescas y los coches que van por la carretera del valle. Paso por una punta, llamada punta Cuchiecho. Aquí la cresta toma dirección norte y, por medio de un espeso pinar de pino negro llegamos a la punta Puñero. Topónimo claro como un libro abierto, del latín Podium nigrum, "punta negra" debido al color de la vegetación. 2007 m. y cubierto de un espeso pinar. Este va a ser el futuro del Piri. Los árboles van a colonizar hasta los 2100 o 2150 m. de altitud debido a la disminución de la presión ganadera. El bosque, después de milenios de talas, incendios y pastoreo, vuelve a recuperar sus dominios prehistóricos. De Puñero se baja a un collado herboso, se vuelve a pasar otro bosquete de pino, y se inicia la subida de la pirámide cimera. Sopla mucho viento, hace un frío que pela y se ha nublado mucho. Tanto que está empezando a nevar. Llego a la cima. Me ha costado 3 horas justas desde la carretera de Cotefablo. Si continuara con la travesía que he pensado, me quedaría, aproximadamente, dos horas más hasta Sabocos, hora y media hasta los ibones, otra hora y media hasta Hoz y dos horas hasta Biescas. Se puede hacer. En verano y madrugando se puede hacer. Será un sobo pero estará bien la cosa.
Echo un bocado rápido, cuatro fotos y me voy para abajo. Hace mucho frío. Vuelvo hasta Puñero pero, en vez de coger el camino de subida, cojo otra cresta que sale dirección oeste. Sorteando enormes pinos negros, llego hasta la zona llamada la Cubilella (Del latín cubile, "cubil", "lugar donde se esconden los animales") Como si quisieran darle razón a la toponimia, salen tres sarrios del pinar y se quedan clavaos cuando me ven. El Yeti sale como un poseso detrás de ellos. Por supuesto, no tiene nada que hacer y los pierde en un momento ladera abajo.
En la Cubilella hay una caseta de falsa cúpula que a duras penas se mantiene en pie. Será una pena que desaparezca, siendo que son construcciones absolutamente arcaicas y muy raras en este valle...pero en el sitio donde está...hace falta ganas subir aquí a mover piedras...pero vamos, se podría intentar.
Allí mismo sale una antigua senda. Me cuesta encontrarla un rato. Al final me la encuentro ya iniciada y vuelvo sobre mis pasos para colocar un hito justo donde sale. Así ya no volveré a dar vueltas a lo tonto otra vez que venga por aquí. Esta senda, en fuerte bajada y casi perdida, nos baja a la pista que, desde Iguarra, lleva a la ladera norte del Valle de Lasieso. Ahora solo tengo que seguirla hacia abajo, pasar el refugio de Iguarra y llegar al coche en pocos minutos.
Todavía me da tiempo a echar una cerveza con mis mujeres antes de ir a comer y ponerme como un goliñón.
Para ser que daban malísimodelamuerte no ha hecho malo del todo. Claro que, si lo pienso, he sudao subiendo, me he jodido de frío en la cima y he vuelto a sudar ahora de bajada. Primavera, otoño e invierno en apenas seis horas.

Por cierto, hoy es día de reflexión y yo, donde mejor reflexiono es o en el monte o cagando. En ambos lugares he llegado a la misma conclusión:
Y, para eso:
Hala pues....

martes, 15 de noviembre de 2011

BARRANCO DE SAN CHINÉS

Hay una zona de Guara especialmente bonita. Y en esa zona hay unos barranquillos que no tienen parecido a ningún otro de los que nos podemos encontrar en esa sierra. En la zona de Vadiello encontramos una geografía absolutamente quebrada donde la erosión kárstica ha formado un paisaje acojonante en paquetes de conglomerados calizos del Oligoceno. Allí están los Mallos de Ligüerre, la canal del Palomo, las Cuevas de la reina y otra serie de barrancos que, el agua de escorrentía, a labrado aprovechando las líneas de fractura de estos materiales. Como los conglomerados son materiales bastante duros e impermeables, los barrancos son auténticas grietas en los que, en algunos pasos, te haces cábalas de por dónde coño vas a pasar. Lo malo de estos barranquillos es que solo se pueden bajar de julio a noviembre estando el resto del año prohibido. Esto es debido a la multitud de rapaces que anidan por esos pagos y que crían en época invernoprimaveral. En concreto hay abundantes buitres leonados (Gyps fulvus), algunos quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) y el rarísimo mirlo culidorado (Turdus culiaureus). Así pues, teníamos este mes de noviembre para bajar alguno de estos barrancos antes de que estos bichos se pongan a lo suyo y les cortemos, con nuestro paso por allí, el rollo romántico-sexual.
Yo había bajado el de San Chinés en 1992, dos año después de abrirlo. Y en abril, que entonces no había prohibiciones y las rapaces debían criar en verano, o eran más exhibicionistas o vete tú a saber. Bueno, el caso es que me hubiera gustado bajar el de Escomentué, situado al lado pero totalmente diferente. Al final, de cuatro que íbamos a ir nos quedamos en dos (como casi siempre) y nos decidimos por este otro que tiene menos compromiso ya que no está el día para florituras; está muy nublado, hace viento y, en cualquier momento, puede empezar a llover. Tenemos más o menos 9 horas de luz para bajar hasta Vadiello, llegar a la cabecera, bajarlo y volver al coche antes de que las tinieblas nos envuelvan con su manto y nos perdamos por aquellos pericuetos.
Salimos de Sabi cerca de las nueve y a las diez estamos en Vadiello. Hemos bajado con dos coches para acortar todo lo que podamos los tiempos y, de paso, joder un poco más la capa de ozono y engordar los bolsillos de las petroleras, pobrecicas mías...qué mal lo están pasando con esta crisis. Subimos por una pista que sale poco antes de llegar a la presa y dejamos un coche en el primer desvío a la derecha que encontramos. Ya con todos los trastos, subimos con el otro coche hasta donde una valla nos impide el paso. A partir de allí se anda, al principio por la pista, y luego se coje un camino a la derecha, recién limpiado como pudimos comprobar, que nos lleva a las inmediaciones de los mallos d'Aliana, dos enormes monolitos muy visibles. A partir de aquí, el camino se desvía a nuestra izquierda y lo dejamos para seguir una minisenda marcada con algún hito. Los pasamos por el norte y enseguida empezamos a bajar por una ladera muy inclinada de piedra suelta, que hoy resbala que da gusto, hasta llegar a la cabecera del barranco.
Empieza sin contemplaciones. En una ladera completamente pedregosa se ha formado una brecha sombría y honda a la que hay que acceder mediante un primer rápel. Nos recibe un mini bosquete de acebos, higueras, bojes, hiedras y cornejos viviendo todos en buena armonía. A partír de allí, el barranco toma dirección sur y, durante tres horas justas, avanzamos mediante muchísimos destrepes y rápeles. Hay que hacer más oposición que si te presentaras a notario y, en algunos pasos, retorcerte como una culebra para pasar de lo estrecho que es.
La verdad que es muy majo. Sorprendentemente estrecho, sin tiempos muertos y muy continuo. Una vez que te has metido dentro es imposible salir si no es por la desembocadura.
Durante un rato se nubla que parece que se hace de noche. Como le de por caer mucha agua, nos pille en esta ratonera y con el conglomerado impermeable como es...vamos a salir por abajo como un corcho en una botella de champán. Afortunadamente solo caen cuatro gotas gordas pero sigue muy nublado. Al final salimos al barranco de Isarre. La otra vez bajamos por él hasta la carretera de Vadiello pero hoy lo remontamos unos minutos hasta que llegamos bajo las faldas de peña Foratata. Un hito en la orilla izquierda nos invita a salir para llegar, en un momento, a donde está la ermita rupestre de San Chinés.
Estas ermitas rupestres tienen algo que atrae. Debe ser los lugares donde se ubican, los cientos de años que llevan allí esas piedras, los espíritus de los que las construyeron y que todavía pululan por ahí...no se, pero son lugares mágicos, especiales. Esta en concreto se asocia con un despoblado medieval llamado Isarre, del que queda algún documento, y que fue propiedad del monasterio de San Victorian de Sobrarbe. De hecho, una de las leyendas que lo acompañan, dicen que fué el propio santo allá por el siglo V, el que construyó esta ermita. Lo cierto es que por su antiguedad, su valor histórico y antropológico, su ubicación y su arcaica belleza merece mejor futuro que el ser, hoy por hoy, cuadra de cabras. Claro que aquí no nieva y esto del turismo cultural e histórico no atrae más que a cuatro gipis. ¿Vamos a meter dinero aquí, en el culo del mundo, pudiendo hacer un telesilla quintuple desembragable y chipiriflaútica? ¡Amos, no me jodas!
De la ermita hasta el coche nos queda una pateada de una hora que, sin ser demasiado dura, se hace larga. Llevamos ya bastantes horas sin parar, casi sin comer y se está haciendo de noche.
Cuando llegamos a los coches prácticamente ya no hay luz. Nos cambiamos y empezamos a bajar. En una curva nos está esperando la pestañé. Por supuesto nos paran. Cada agente se dirige a un coche y tras el saludo protocolario nos suelta todo seguido y de golpe: Me permite usted sucarnédeidentidadsucarnédeconducirladocumentacióndelvehiculoelresguardodelseguroyelestampillodelmontepíodelasgallinas, por favor ¿De dónde son ustedes? ¿De dónde vienen y a dónde van? Despues de un rato y de las comprobaciones de rigor se convencen de que, pese a las greñas de alguno, las barbas de los dos y el olor barbo que debemos emanar, somos buenas personas y que solo hemos venido a pasar el día por estos parajes. Sin más novedades paramos, como es de rigor, a echar una galimba, que entra como Dios después de todo el día sin beber mas que vino en la bota (manda cojones, no nos llevamos agua para hidratarnos pero vino sí)
Pues eso, que ha estao bien el día.
Hala pues...

lunes, 31 de octubre de 2011

UN RULO POR SOBREPUERTO

Ayer domingo, con el otoño en pleno apogeo, había quedado con Cristian Laglera y con Faustino Calderón, dos frikis de los pueblos deshabitados, para visitar Escartín, pueblo abandonado en el corazón de Sobrepuerto. Ambos tienen sendos blogs dedicados a este tema; el de Cristian, dedicado a los pueblos abandonados de Huesca es este y el de Faustino, dedicado a pueblos abandonados de toda España, es este otro. Se apuntan, como no podía ser de otra manera, Teo, Begoña, Javier y Ana. Apunto también al Yeti por no saber apuntarse él. A las siete (de la hora nueva) en Biescas, a las ocho, tomando café en Fiscal donde hemos quedado con Cristian y Faustino. De allí a Bergua en siete u ocho km de pista asfaltada. Cuando llegamos al pueblo solo vemos mujeres y perros. Ni un solo masto ¿Habrá alguna concentración de colectivos feministas?. Bajamos por el agradable camino que va al Forcos. Por fín ha llovido, los árboles han cambiado de color y los musgos que tapizan las rocas se han rehidratado luciendo un verde brillante precioso. Llegamos a las pasarelas, cogemos el camino de la izquierda y, enseguida, empezamos a subir. Entre la subida y el día cojonudo que hemos comprao sudamos como pollos. Primera parada en la borda d'as Eretas, todavía bien conservada y llena de graffitis de gentes que estaban allí de pastores y demás. Hay uno de 1929. El siguiente hito en el camino es una, aparentemente, vulgar piedra. Está en la orilla izquierda del camino, es muy grande y siempre que paso está con ramitas de boj sujetas con piedras. La explicación que daban las gentes de Escartín es que hace muchos años se ahogó una mujer en el barranco y cuando la subían a enterrar al pueblo, dejaron el cuerpo allí para descansar. A partír de entonces, el alma de la mujer quedó en esa piedra y si pasas sin dejar un presente (se conforma con poco, como podéis ver) el alma se irá contigo y hombre...no debe ser agradable. Sin embargo, y allí está el valor antropológico enorme de esa práctica, la explicación es mucho más profunda. Según Mircea Eliade, en algunas sociedades prehistóricas creían que determinadas piedras "fijaban" el alma de los muertos. Ésto les impedía errar por los alrededores y se la obligaba a actuar solo en un sentido positivo para los vivos, fundamentalmente, otorgando fecundidad a campos, mujeres y animales. Que esa práctica haya llegado hasta este siglo XXI es, cuanto menos, sorprendente.
De la piedra en cuestión hasta Escartín, ya queda poco. Se anda entre cientos de bancales de piedra arrancados trabajosamente, y durante siglos, a las laderas. Después de almorzar en la plaza, nos desperdigamos. Las primeras veces que subí a este pueblo, podíamos entrar en todas las casas y subir hasta las falsa. Ahora es prácticamente imposible entrar en alguna sin jugártela. Dentro de diez años este y otros muchos pueblos, serán un montón de escombros informe. Únicamente la iglesia aguanta el tipo. Es un edificio, en origen románico pero que sufrió una profunda remodelación en el siglo XVII. Todavía se ven sillares y alguna ventana que delatan su origen. Después de buen rato dando vueltas por el pueblo, decidimos bajar por el camino del molino hasta el Puen d'as crabas que estaba espectacular de colorines otoñales. De allí, después de fundir las cámaras haciendo fotos, cogemos el camino que va por la orilla del barranco y que, sin apenas desnivel, nos lleva otra vez a las pasarelas de Bergua. Cristian y Faustino, de allí, se van al coche. Uno tiene que bajar hasta Huesca y el otro hasta Madrid...joder, no sabes la envidia que me das....ir a Madrid, con sus atascos, su contaminación, sus calles petadas de gente...y yo quedarme aquí, a comer a orillas de un barranco de aguas cristalinas, con sus cascaditas, sus pajaritos, sus colores otoñales...
Como aún queda tarde, les digo de subir a la Iglesieta de los Moros. Es uno de mis lugares más queridos del Pirineo. Una iglesia rupestre, en medio de la nada, de orígenes altomedievales y que probablemente vino a cristianizar un lugar de culto pagano mucho más antiguo. Nos cuesta subir apenas media hora y entramos en la pequeña cueva que se abre en el lateral del altar. Rato de descojono con el Yeti que se empeña en entrar detrás de mí pero que se acojona cuando se queda completamente a oscuras y, encima, no sabe salir un escalón de unos dos metros que hay completamente pulido de pasar gente.
De allí, otra vez, a las pasarelas y a Bergua. Todavía visitamos la iglesia de San Bartolomé, recién restaurada. Iglesia, nada menos, que del siglo X. Todo lo que hemos visto hoy huele a antiguo, a muy antiguo, casi a pagano. A culto telúrico ancestral. Es un sitio absolutamente evocador enclavado en un paraje de valor natural excepcional. Por eso se pretendió declarar paisaje protegido en la anterior legislatura. Lástima de algunos malnacidos, unos por ignorancia y otros por mala fé que, mediante engaños, falsedades y artimañas lograron parar lo que llevaba camino de convertirse en uno de los motores económicos de dos comarcas...hombre, siempre nos quedará Arramón y sus remontes...si nieva, claro. En esto también somos como aquellos hombres que creían que el alma de los muertos moraba en las piedras...seguimos condicionando nuestras vidas y nuestro desarrollo a las divinidades celestiales y a su impredecible humor...manda cojones, 10.000 años de evolución desde el neolítico pa seguir, como aquellos hombres, dependiendo del cielo.
Hala pues...

martes, 25 de octubre de 2011

NO SE PUEDE DECIR MÁS CLARO

Pese a que este blog es un lugar donde se habla de montañas, de montañeros y de tonterías varias que hacemos por estas tierras en las que hemos tenido la suerte de llegar a vivir, como cualquier ciudadano que tenga la cabeza mínimamente amueblada me uno al movimiento del 15m y os invito a visitar este sitio.
No se puede decir más claro.
Hala pues...

domingo, 16 de octubre de 2011

PICO ARRIEL, 2824 m.

¡Que majo es el Arriel!. Ya hacía días que no subía. Hoy, aprovechando la pertinaz sequía, el anticiclón anclado en las azores y los frentes asociados discurriendo, como muy cerca por Escandinavia, habíamos pensado en una salida multitudinaria a Telera. Al final se va rajando la gente y nos quedamos ¡Cómo no!, Pol, Teo, Paco, Pili, el Yeti (que no tiene ni voz ni voto y va a donde se le diga) y yo. Reunión matinal en la plaza y decidimos que, como todos habíamos estado en Telera y algunos no habían estado en el Arriel, nos vamos para allí. Además es un pico que se ve, perfectamente, desde Biescas y este año, sin quererlo, me he subido a todos los montes del Pirineo Axial que se ven desde casa. Solo me faltaba este.
A las ocho y media empezamos a andar desde La Sarra. Hace frío, lo que nos hace andar ligeros. En una hora nos plantamos en la mallata de Soba donde nos pega el sol y paramos a almorzar.
Yo siempre había subio a este monte cogiendo por la derecha un pedregal que va pegado a la cara S-W del pico. Claro que, las tres o cuatro veces que he estado arriba, aquello era un nevero...hoy es un pedregal de esos asquerosos de un paso para adelante y tres para atrás que nos hace sudar de cojón. Ahora se entiende de dónde viene el topónimo del pico en cuestión (Arri, de una voz prerromana que significa Piedra) La gente va por la izquierda, aprovechando una senda que sube por unas laderas herbosas. Se da mucha más vuelta pero debe ser bastante más cómodo. Con paciencia vamos subiendo en dirección al collado entre el Arriel y el Petit Arriel. Desde la vertiente de la Sarra solo subimos nosotros y otra pareja pero vemos que, desde la France, llegan riadas de gente a través del Col de Soba. Cuando llegamos al collado, la pirámide cimera del pico se ve como un muro plagado de gente que sube y baja. Empezamos a subir con cuidado y adelantando a la peña. Nos cuestan esos 200 m. sobre media hora. En algunos pasos clave hasta se forman tapones. Como siempre, hay de todo. Desde gente que los ves perfectamente habituados y equipados que se mueven con soltura por esas paredes hasta tres tíos que han pasado un paso aéreo a pocos metros de la cima a cuatro patas. El Yeti, sube y baja. Lo tengo que sujetar un par de veces porque no quiero que tire piedras a los que van detrás nuestro. Al final, después de tres horas y media hacemos cima. Mucha gente arriba y todos vienen desde Arremoulit. Hay unos francaises que se están haciendo allí de comer con hornillo y todo. Nosotros, únicamente, sacamos la bota y nos echamos buenos tragazos de vino en compañía de dos zagalas que acabamos de conocer. Hace un día para quedarse a vivir allí. Ni viento, ni frío...La atmósfera está limpia como si la hubiera lavado la churri esa del futuro que viene a traer lejía. Se ve, desde allí, la curvatura de la tierra. Paco y Pili llegan un poco más tarde que nosotros. Nos reunimos todos y enseguida iniciamos el descenso.
Cuando llegamos nuevamente al collado, decidimos ir por el camino de las personas, no por el que hemos subido que es para gatos, sarrios y demás bichos cuadrúpedos. Primero hay que llegar al Col de Soba y después, inicia un largo flanqueo por las laderas de Soques. Hombre, la verdad es que es más cómodo de andar que el otro. Sin novedad, en hora y media desde el collado de Arriel, llegamos otra vez a la mallata donde paramos a comer. Después de comer de cojón y de escular la bota, en otra hora nos plantamos en el coche. Galimba de las grandes en la Sarra (Hoy cerraban, sacabó por este año tomar el sol con una cerveza después de pegarte un sobo en esa terraza) y pa casa.
Por cierto, ¿Habéis visto que perro más elegante tengo?, Se llama Yeti, no se si os lo había dicho....
Hala pues...

jueves, 13 de octubre de 2011

PROMENADE TRÈS JOLI PAR LA VALLE D'OSSAU

Otra vez en la France. Otro recorrido majo. Quizá nos habíamos creado demasiadas espectativas y, al final, no fue lo que esperábamos pero aún así, en conjunto, ha quedado un día muy majo. Todo empezó con la publicación de una reseña en este magnífico sitio. Lo malo es que el jodido este de Mariano no quiso poner ni dónde se empezaba, ni como se seguía por considerarlo un camino muy peligroso. Así que después de buscar en esto del internete (en donde, por cierto, no supimos encontrar nada) y en los mapas del IGN Francaise nos arriesgamos a ir. Encima, como somos responsables a más no poder, nos llevamos otra vez a los críos de Pol. Echamos arneses, disipadores, bagas, ferralla variada y cuerda por lo que nos pudiéramos encontrar. Con nosotros vienen también Kankel, Teo y Úrbez, en total siete descerebraos. Salimos sin madrugar y con dos coches. La primera parada la hacemos un poco más abajo de la presa de Artouste, donde sale el GR-10, equivalente a nuestro GR-11. Descargamos a la gente y bajamos a dejar el otro coche en el balneario de Eaux-Bonnes de donde volvemos otra vez hacia arriba. Le chemin, desde el primer momento, está perfectamente marcado, como corresponde al un GR. Primero llanea paralelo al río y luego gira a la derecha donde empieza a subir a través de un precioso hayedo. Llegamos a una especie de colladito boscoso y comienza a bajar con ganas...todo lo que habíamos ganado hasta aquí lo hemos perdido. Poco a poco el sendero cada vez se hace más ancho hasta que se convierte en una pista donde nos encontramos con tres chasseurs que nos confirman que vamos bien en esta primera parte. Nos hemos metido en el valle de Soussouéou, un barranco afluente de la gave d'Ossau. Seguimos bajando por la pista hasta que vemos, a nuestra derecha, un desvío señalizado a la Corniche des Alhas. Para que no te coja desprevenido, debajo pone que es un passaje vertigineux. La corniche en cuestión es una grieta tallada en la pared bajo la cual ruge (bueno, hoy rugir tampoco ruge que esto está tambien très sec) el barranco. La senda nos deja en el puente donde se inicia el descenso de este barranco. Pese a la fama que lleva, el famoso Susú, yo lo bajé una vez y, hombre, qué queréis que os diga... los hay mejores. Cruzamos el puente, seguimos por el Gr hasta un cruce de caminos señalizado. A partir de aquí hay que ir atentos, el camino ya no estará señalizado y hay que saber encontrar el desvío a la izquierda. Cojemos el que indica hacia Gourette. Hasta aquí la pendiente había sido llevadera pero ahora empieza a subir con un desnivel tipical de la France. Sube a saco. Después de una hora subiendo en la que nos hemos comido 500 m. de desnivel llegamos a un collado y aquello empieza a bajar ya. Las vistas son cojonudas pero del desvío nada de nada. Los críos empiezan a cansarse (y algún mayor también) así que decidimos comer aquí y darnos la vuelta. Volvemos a bajar por un camino romperodillas y, cuando casi estamos abajo, en un claro donde destaca un haya con una flecha pintada en rojo y el número 29, vemos que sale una mínima senda. Se mete Pol y al momento sale diciendo que es por allí. ¡No jodas! ¿hemos perdido dos horas, hemos subido un montón y teníamos el puto chemin a diez minutos del desvío? ¡Amos, no me jodas!. Son las dos de la tarde, tenemos tiempo, así que seguimos el plan previsto. El camino en cuestión, llamado sentier des fenêtres, (camino de las ventanas para los/las que no seáis políglotos/as) es un sendero trazado en 1920 para llevar la conducción de agua desde el lago de Artouste hasta la central de Miegebat y en él podemos ver hasta 30 agujeros hechos para acceder a la galería principal. Lo malo es que este chemin no sale en niguna guía ni ningún mapa, no tiene mantenimiento, no se anda demasiado y hay pasarelas ancladas a la roca que están allí, sin mantenimiento, desde 1920. Lo bueno....pues lo mismo, que vas por donde no va nadie, que se trata de exploración en estos tiempos que se te da todo mascao y que mola encontrar lugares así. El camino se sigue bien. Cada poco encontramos las fênetres a nuestra derecha, talladas en la roca, mientras que a nuestra izquierda tenemos un abismo cortado a pico hasta el fondo del valle. El punto álgido lo constituyen una serie de pasarelas movedizas en las que te tienes que fiar de la calidad del hierro de aquellas épocas. Se pasan bien pero le ponen un punto de emoción al paseo. Después encontramos cornisas talladas, algunas no llegan a 1 m. de ancho, en las que hay colocados roñosos pasamanos de sirga y alambre. Para bajar un estrato de unos 10 m. hay montada una escalera como las de los submarinos. A partir de aquí la senda está mucho mejor trazada y en pocos minutos llegamos a donde sale la tubería forzada para la central de Miegebat. Una vez aquí, debemos encontrar la senda que, tras pasar por la cueva de Eaux-Chaudes, nos dejará en el coche que hemos dejado allí esta mañana. Nos juntamos con tres currantes que amablemente nos indican. Hay que bajar las escaleras situadas a la derecha de la plataforma y coger una senda muy marcada a la derecha. En 15 o 20 min. llegamos a la entrada de la cueva. Esta grotte estaba preparada para visitar desde principios de siglo. A raíz de la 2ª guerra mundial, se abandona y ahora las pasarelas de madera que hay está de mírame y no me toques. Aún así, entramos más de 300 m por el lecho del río subterráneo sumergiéndonos en un mundo alucinante. Nada más entrar, a la derecha, hay una especie de estalactita gigante, hueca por dentro, desde la que cae un chorro de agua. De allí hasta dentro se anda por una galería activa en la que no hay ni estalactitas ni estalagmitas ni niguna formación esperable en una cueva de estas características ¿Qué quiere decir ésto, mis queridos y queridas amiguitos y amiguitas? Pues que, por allí, debe bajar un mangazo de agua elegante en determinadas épocas y que no me gustaría que me cogiera dentro una tormenta o un deshielo repentino. Afortundamente, la pertinaz sequía de este otoño nos permite visitarla sin mojarnos los pies. Después de buen rato se agradece salir al exterior. Casi hacía frío allí dentro. Seguimos por la senda, ahora perfectamente trazada, que nos deja al poco en la pista que trepa por el Bois de Gourzy y de allí, en 15 min., al coche.
Pues, visto en conjunto, ha estado muy bien. Estos críos-sarrio se han portado, otra vez, de maravilla y el día a salido a pedir de boca. Cerveza en Escarrilla y llegamos a casa casi de noche.
Hala pues...