domingo, 12 de octubre de 2014

VIII SENDA AMARILLA Y BARRANCOS DE CAP DE POUNT Y BIOUS

Finde intenso e interesante el pasado. El sábado sabadete, somos los artistas invitados en la VIII Senda Amarilla y el domingo, una vez que logramos quitarnos de encima a las hordas de admiradoras, nos vamos a refrescar a la France donde ya se empieza a notar la inminencia del otoño. Vamos al lío:
Sábado 4 de octubre. Como ya es habitual, la asociación O Cumo de Oliván, celebra la senda Amarilla, un recorrido entre Oliván y Ainielle que trata de que no caigan en el olvido estos viejos caminos y estos pueblos. Además de la andada, todos los años invitan a alguna eminenecia que da una disertación o "Conferencia campestre" sobre algún tema relacionado con el entorno donde nos movemos. Este año nos ha tocado a Carlos, de la Asociación O Zoque, y a mi mismo presentar la Guía de Sobrepuerto recientemente publicada. Y, aunque cada uno es una eminencia en su casa y fuera de ella no dejamos de ser simples mortales con nuestras virtudes y nuestras miserias, dónde mejor que en Ainielle para presentar el libro del que ambos tenemos buena parte de culpa??? Bueno, quizá donde se hizo la primera presentación, en Bergua. Ambos son pueblos de Sobrepuerto pero en Bergua vive gente todo el año, que visto el paisaje que nos rodea, ya es mucho.
Salimos a las ocho sobre 150 personas y algún perro. A los pocos minutos, paramos a descubrir un monolito en memoria de uno de esos montañeses tenaces y anónimos que han dado todo por su tierra y que se han marchado ya a conocer y andar otras montañas.
Muy emotivo el acto, con la presencia de su viuda, sus amigos y sus compañeros de marchas.
Continuamos en un día radiante y con la temperatura ideal. La siguiente parada es Berbusa donde almorzamos para continuar al poco y llegar sin novedad a Ainielle.
Allí organizamos una visita al molino que, si no nos han engañado, se pretende restaurar en breve. Me toca explicar el funcionamiento de ese ingenio de herencia medieval ante un concurrido auditorio que tiene que hacer turnos para entrar ya que todos juntos no caben. Subimos otra vez al pueblo y comemos entre conversación cordial y tragos de vino de una y otra bota. Que no me deeeeis más de beber.... que me conozco... que se me empieza a trabar la lengua y luego tengo que dar una conferencia.....¡Coño! ¡Y ahora melocotón con vino! Yo solo uno que luego ya verás.... ¡oye!, ¡que bueno! venga va, otro más ¡pero el último eeeeeeh!!!!! (....) (...) Oye, gue si a de sobrrrarrrr hacemossss un sfuerrrrrzo y nosh bebemossss otgo ¡Hip!.
Al final, después de bien comidos y bien bebidos (café inclusive) procedemos a presentar la guía guardando la compostura y haciéndonos entender más de lo que nos esperábamos... oye, si hasta nos aplauden y todo... qué gente más maja.
Pues poco más queda que hacer aquí... los bares han cerrado ya y las discotecas pa ratos abren... venga para abajo.
Sin novedad, con agradable conversación con un@s y otr@s deshacemos el camino hasta Berbusa, cruzamos el barranco y por pista nos plantamos nuevamente en Oliván donde vuelven a caer firmes cervezas, algún baile con los Músicos de la Solana (bueno, ellos tocan... bailar, bailar lo hacemos algunos con quien se nos dejan) mientras hacemos tiempo para una charla, esta vez con diapositivas, sobre los valores, intereses y demás atractivos de estas tierras de Sobrepuerto. También, todo hay que decirlo, se venden muchos más libros que en cualquiera de los otros actos donde se ha presentado, incluida las cabeceras comarcales. Claro que no siempre se tiene la ocasión de que te lo firme y te lo de en mano uno de los autores con más éxito y más atractivos del panorama editorial....anda queeeeeee!!!!!!

Domingo 5. Sale un día radiante aunque fresco. Sin madrugar, quedamos en la gasolinera de Biescas Silvia, JC, Javier, Cristina, Miguel, Pol y yo. Lolo y Ale, no vienen pero se acercan a saludar al personal.
Rápidamente nos vamos a la France en busca de uno de esos barrancos que hace días que llevamos en cartera y que por una cosa o por otra, nunca caen.
En Francia, para variar, hace un día francés. Esto es, brumoso-grisáceo con nieblas y frío. Aparcamos en el parquing del lago de Bious-Artigues y echamos un bocao al cuerpo. Como siempre, cuando vienen los amigos binefarenses, no nos quedamos ni con hambre ni con sed.
Vigilados estrechamente por su majestad le Midí, nos despelotamos ante la atenta e incrédula mirada de los que hay por allí tapaos hasta las orejas, cargamos con los bártulos y arreamos hacia arriba. En una hora nos hemos recorrido todo el llano hacia el sur y llegamos al puente donde termina el barranco. Éste se desarrolla en un afloramiento calizo que ahora trepamos por una pista y que nos deja en la cabecera en apenas 15 min.
Frío el ambiente y gélida el agua. Si a esto unimos que el cauce es absolutamente resbaladizo, la primera impresión es más mala que buena. Sin embargo, conforme que vamos rapelando, destrepando y saltando por ese cauce labrado en caliza negra veteada de blanco, vemos que el barranquillo en cuestión es un compendio, en vivo y en directo, de todas las formaciones geomorfológicas, erosivas, kársticas y fluvionivales que podemos encontrar en un barranco. Quizir, que atravesamos meandros, marmitas, badinas, marmitas trampa, marmitas colapsadas, pozas, fallas, diaclasas, estratos... una gozada de sitio al que hay que volver para hacerlo despacio que hoy, lo que de verdad apetece, es salir al sol a ver si logramos recuperar la circulación periférica en nuestros maltrechos organismos.
15 minutos  nos ha costado subir andando desde la salida hasta la cabecera. Y bajar, moniando y haciendo muchas fotos, más de dos horas.
Justo en la salida unos tímidos rayos de sol, atraviesan las nubes y nos calientan lo suficiente como para que  todo el mundo esté de acuerdo en que todavía es pronto y que, ya que estamos, vamos a bajar otro de esos que hay por aquí.... si es queeeeee.... ¡anda que no nos va el barro!!!!
Vuelta a deshacer el camino, ante la atenta mirada de multitud de senderistas que nos ven bajar chorreando agua mientras ellos se arrebujan en sus goreteses y demás prendas caloríferas.
Cuando llegamos al parquing nos está esperando Luisa, que viene a buscar a Pol y que nos trae abundantes viandas a cada cual más buena y apetitosa. Pos cojonudo tú... después del esfuerzo, poco pero intenso, y nuestros organismos quemando combustible a todo trapo para mantenernos calientes, la verdad que se agradece llenar el depósito a base de butifarra, queso, patatas ecológicas de Orós compradas en Francia ¡ojo!, vino y cerveza a partes iguales.
Bien comidos y bien bebidos y aprovechando que Pol se va y nos hace la combinación de coches, nos bajamos el Cañon de Bious que va paralelo a la carretera por la que hemos subido.
Muy bonito también. Sin llegar al barroquismo geológico de Cap de Pount, la gave en cuestión es un señor río de aguas verdes turquesa con abundantes saltos, badinas idílicas y paradisiacas, algún rápel limpio y poco comprometido y rincones francamente bonitos.
Y dos cosas importantes. No resbala y lo mejor de todo, sea por los tragos sea por otra causa, el agua no está fría... o al menos no tanto como la otra lo que nos hace entretenernos en saltos y badinas sin correr como gatos escaldados cada vez que tocamos el agua.
Cuando nos damos cuenta, estamos cruzando el puente de la carretera general justo debajo del pueblo de Gabás donde tenemos el otro coche.
Todo perfecto. El día, la compañía, los barrancos... esto hay que rematarlo, como siempre, con una buena galimba... vamos a ello.
Hala pues...

2 comentarios:

Eduardo Pardo dijo...

Con este llevo tres años que se me pasa hacer la Senda Amarilla, eso de tener que acordarse de un dia en concreto, no es para mi. Ala pues habrá que esperar al año que viene o hacerlo con la parienta, un saludo

carlostarazonagrasa dijo...

Hola zagal:
Muchas grazias por enlazarme en tu post...
A plantar fuerte...
Carlos