lunes, 6 de julio de 2015

TRES DÍAS A REMOJO.

Tres de siete. Si por mi hubiera sido, esta semana pasada hubiera acabado todos los días en algún
barranco pero, es que hay que trabajar si queremos seguir contribuyendo al estado del bienestar (al del rey, la reina, las elefantitas, los ministros, los senadores, los consejeros, los consejeros delegados, los vicesecretarios, los secretarios, los banqueros, los delegados de banca, los presidentes de la comunidad autónoma, sus primos, sus consejeros.....) Calla, calla.... que me enervo.
Bueno, pues eso, que después de currar, con un calor que es un suplicio, el lunes me llama Andrés y Bea que si nos vamos a remojar... a donde sea... da igual. Bea no ha bajado el barranco del Infierno, muy cerca de casa y allí que vamos.
Como siempre. Quizá un poco escaso de agua pero, aún así, refrescante, divertido... y con el aliciente de que nos han subido a la cabecera en coche, lo que nos ha ahorrado una hora de pateada con un calor insufrible y las galimbas que nos echamos a la salida lo que hacen de ésta una tarde fresca, húmeda e inmejorable.
El sábado sabadete, es la amigaza Pirene la que me propone un plan al que no me puedo negar. Nada más y nada menos que ir a mi querido Forcos (barranco a Glera para los puristas y barranco de Otal para todos) acompañado de ella, tres amigas y un mozo, por eso de la paridad supongo... Franchesco se llama, italiano, como habréis podido  adivinar.
Es sueño de cualquier guía tú. Ir a un barranco fácil tirando a muy fácil, bonito, tirando a muy bonito y acompañado de cuatro pibones dicharacheras en un día radiante.
No solo eso. Además me llevo al Yeti con lo que el perro montañero desde hoy se convierte también en perro barranquista.
Precioso día el que pasamos. La única nota negativa la pone el Yeti que, literalmente, se ha despeñao en un salto que, por otro lado, podría haber bajado tranquilamente por un lateral. Pero el bicho éste, pa mi que es inmortal. Sobrevivió cinco días perdido en Guara y a dos caídas mortales de necesidad en el pico d'as Escuellas, se mete en el rebufo del canal en Biescas y sale solo... así que no le iba a pasar nada en un lugar tan conocido y querido por ambos como es Sobrepuerto.
Pues nada, que nos explayamos, nos lo tomamos con calma, pachorra y tranquilidad y llegamos a las pozas de Bergua, en la confluencia con el barranco d'a Pera, donde nos quitamos casco y neopretos y nos dedicamos a tomar el sol durante un rato largo mientras, el que esto escribe, sin saber muy bien como, me pego un hostión en la cabeza con una rama que me hace sangrar abundantemente. Menos mal del instinto protector de las chicas que me acompañan que me tratan como un rey, me curan y se preocupan de mi estabilidad física y emocional mientras yo me dejo querer....
El día acaba, como no, en el camping de Fiscal ante una jarra de cerveza y contando divertidas anécdotas montañero-festivas.
Y por último, el domingo, por esos caprichos del destino y de la toponimia, volvemos al barranco de Otal, pero esta vez de Bujaruelo.
Vamos Pol y yo dispuestos a conocer un barranco del que habíamos oído hablar (siempre bien) y que, pese a su cercanía, nunca habíamos visitado.
En Bujaruelo todo el mundo tira al Lapazosa. No me extraña, es un barranco precioso, largo y divertido pero nosotros vamos a otro, cercano, más difícil (dicen) y menos frecuentado.
Y tanto... mientras que una romería tira hacia el puerto de Bujaruelo, nosotros nos vamos solos hacia el idílico, bucólico y fotogénico valle de Otal.
Llegamos arriba, vemos que el río baja con bastante agua pero asequible así que en una praderita cuajada de lirios nos cambiamos y nos echamos una cerveza.
Mientras lo hacemos llegan dos navarros con las mismas intenciones que nosotros. Así que hacemos equipo y vamos al lío.
Desde el primer momento ya vemos que aquello no va a ser un paseo. Mucha agua, muy resbaladizo y bastante técnico. Eso sí... el paisaje es espectacular y el barranco tiene rincones para quitar el hipo.
Cascadas de longitud media, pozas de agua verde esmeralda... un paraíso que pretendo inmortalizar con la cámara pero que, al trastearla, veo que ha fallecido. La verdad es que llevaba ya mucha guerra, muchos barrancos y mucho trote.
así que os tendréis que conformar con unas fotos malas con el móvil que os darán una idea de lo majo y recomendable que es este agujero.
Una zona estrecha, donde toda el agua se canaliza hacia una marmita estrecha y con rebufo marca el punto clave y donde hay que extremar las precauciones para que esto siga siendo un disfrute y no se convierta en otra cosa.
Después de dos horas de movimiento ininterrumpido, el barranco desemboca en la garganta de Ordiso que baja  hasta las trancas de agua.
Glup! Y ahora que hacemos???? la única salida es cruzar esos rápidos, sortear ese rebufo comebarranquistas que se ve allí, evitar aquel drosaje que se adivina a la izquierda y vete tú a saber cuantísmas putadas más....
Afortunadamente, nuestros acompañantes pamplonicas, que tienen ganas de llegar a San Fermín en vez de palmar a lo tonto en este agujero, estuvieron la tarde de antes mirándoselo y vieron lo que podía ser un escape que evita este tramo.
Ni nos lo pensamos. Trepamos por una grieta que, no sin dificultad, nos deja en los prados próximos a la pista desde donde vemos que, efectivamente, aquello está imposible para nuestro nivel de aguas bravas y que hemos hecho de cojón en escapar por el único sitio que podíamos hacerlo.
Remojón en el puente de Oncins para quitarnos el calor y el sofoco de la escalada y senda hacia San Nicolás a donde llegamos con ganas de celebrar que hemos conocido un barranco que merecía la pena conocerse, que nos hemos librao de pasar un rato jodido en el Ordiso y que nuestros nuevos amigos nos invitan a ir a conocer barrancos de aquellas tierras mientras que hacemos votos de volvernos a ver las veces que hagan falta... con gente así sí que da gusto ir al monte.
Pues na, dos jarras de cerveza pa cada uno y a por otra cualquier día de estos.
Hala pues...

4 comentarios:

Unknown dijo...

Siempre es un placer leerte.
¿Qué tal estaba equipado este poco frecuentado barranco de Otal?
Me gustaría conocerlo, pero si afloja un poco. No necesito mucha agua para conocer rincones bonitos.
Gracias :-D

J. M. N. dijo...

Supongo que te refieres al de Bujaruelo....
Está perfectamente equipado. Anclajes dobles. Parabolt y químicos. La mayoría para evitar el mangazo del agua. Incluso hay instalaciones para hacer guiados en los trozos más conflictivos.
Es una preciosidad de sitio. Merece la pena hacerle una visita.

Unknown dijo...

Exacto, el de Bujaruelo.
Muchas gracias por tus indicaciones. Estaré pendiente de los caudales para poder ir en breve.

Pirene dijo...

Olé, olé y olé... uno por barranco.

Pues sí mocé, que lo pasamos fenomenal el otro día y yo me pasé mitad vacaciones relamiéndome en los recuerdos de semejante bellezón de barranquete oiga.

Me parece que este año sí que definitivamente desacartono el neopreno, que aún ni lo he intentado... vaga de mí!

Ale pues!